"Éramos como una canción vieja que te gusta y vuelves a reproducirla cuando ya te habías olvidado de ella"

Historias

miércoles, 16 de enero de 2013

19. Aferrase a lo difícil.


     " Préstame tu fuerza y haz que no me vuelva a caer"


No sé cuantas semanas transcurrieron mientras yo esperaba que acudiera al instituto. Ese día cuando había abierto los ojos, había sentido que algo no iba bien. El frió de febrero se me estaba haciendo difícil de soportar y parecía que la mochila pesaba más de lo normal mientras subía por las escaleras de mi piso. De pronto la vieja loca que a veces susurra palabra extrañas apareció delante de mí. Y eso me recordó bastante a Jim ya que los dos me habían hablado del karma, del destino… y yo había comprobado por mi sola que simplemente tenía que creer con todas mis fuerzas en algo para que se hiciera realidad. Por eso esta vez no me importo que me gritara cosas sobre el mal, el bien, el universo y como lo pagaríamos todos. Entre con la sonrisa de haber superado algo en casa cuando me encontré con una chica rubia y ojos oscuros. Hablaba con mi madre, que la intentaba consolar con palmaditas en los hombros. Las dos dieron un respingo cuando se dieron cuenta de que había llegado. Mi madre se apresuró a contarme lo que sucedía:

- Anne, esta es Ana y quiere hablar contigo.

Se sentó en el sofá y espero a que yo también lo hiciera.

- Supongo que no me conoces – susurra triste y cuando niego con la cabeza suelta un suspiro extra largo – soy la tía de Jim, él dijo que eras una buena amiga suya, por eso quería que fueras una de las primeras personas en saber que ha fallecido Claudia.

El corazón se paró, el dolor… su hermana no había conseguido salir de su enfermedad. Apreté los labios y trague saliva ruidosamente.

- ¿Cómo? Dios no… - se me hizo un nudo en la garganta y tuve que respirar varias veces para conseguir pronunciar alguna palabra - ¡No puede ser! ¿Cuándo?
- Ayer por la noche – y empieza a llorar otra vez – el funeral es esta tarde a las seis, en casa.

Mi madre me mira de reojo cuando le doy un abrazo de despedida y le susurro un lo siento mucho. Nos quedamos mirando las dos y luego ella me abraza.

- Lo siento mucho, cariño…. ¿Quieres que te acompañe?

Asiento emocionada, ya que la primera vez que ella me pide algo así. Y nos tumbamos en el sofá un rato mientras yo no dejo de pensar, en que será el próximo malo que me pasara… y no puedo evitar echar algunas lágrimas, pero estas no son lágrimas egoístas, estas son lagrimas por Jim, su familia y su sufrimiento.
Las seis llegaron demasiado pronto. Allí estaba yo, rodeada de gente desconocida, que se miraban con los ojos enrojecidos, que se echaban mirada compasivas y que apartaba la mirada del ataúd que ocupaba el centro de la enorme sala de estar. A su lado estaba el sacerdote que murmuraba palabras. Yo no era creyente pero a veces, necesitamos creer en algo. Saber que los seres queridos que se marchan van a estar bien. Levante la mirada en busca de no se sabe qué. Y me encontré con los padres de Jim; iban agarrados de la mano, se aferraban como si no quedara otra persona en el mundo y se miraban con tanto amor… ellos se amaban y esto parecía ser lo único vivo en la sala. Estuve callada toda la ceremonia con la mano de mi madre agarrada… ¿Y Jim? No lo encontraba. Se pasó un buen rato hasta que decidí buscarlo. Necesitaba decirle que lo sentía, que lo superaría, que… ¿Qué se le puede decir a alguien que ha perdido a su hermana?

Solté la mano de mi madre, subí las escaleras y seguí el pasillo hasta su habitación. Me quede parada delante de las puertas varios segundos hasta que decidí abrirla. Las persianas estaban medio bajadas, todo tirado en el suelo; había cristales, pañuelos, ropa…. Seguí el montón de ropa hasta la cama desecha y dentro él. Sabía que estaba despierto, pero no se movió aunque su agitada respiración lo delataba. Y yo, ignorando; todas las razones para marcharme, abrí un poco la sabana que lo tapaba y me cole en su cama. Sentí el duro colchón ceñirse sobre mí. No supe cómo iba a reaccionar, ni tampoco sé cuánto tiempo espere a que se diera la vuelta, pero hubo un momento, en que como siempre me pasaba cuando estaba en ese colchón… cerré los ojos y me dormí.

Me desperté cuando alguien agarro tan fuerte mi cintura que casi dolió. Pestañee, aun en estado grogui y de repente todo volvió a la realidad. Baje la mirada hasta la suya que estaba en mi pelo y me volví, nos quedemos mirando de hito a hito.

- Jim…. Yo lo siento tanto – susurre apresuradamente – nunca imagine que sucedería esto…
- Anee – murmuro mi nombre como si le diera fuerzas y me agarro la mano, besándome los nudillos – pensé que no vendrías, tú te veías tan desconcertada…

Pase la mano por su mejilla y frente sintiendo cálido en lugar donde tenía que haber llorado desde hace días.

- No…. Yo… lo siento -el silencio se vuelva apoderar en la habitación.
- Te necesito...
- Yo hare cualquier cos..
- Quédate conmigo.
- ¿Esta noche?
- No, todas.

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