Bajo este sol de invierno.

Muchísimas gracias a estos 74 seguidores, sois la mejor droga para seguir escribiendo, estas palabras mal escritas van para todos vosotros.

Tus miradas queman el aire que respiro dejándome sin aliento en estos días tan fríos; privándome de fumar un cigarrillo imaginario en la hora del descanso, prohibiendo escribir en los empañados cristales de los escaparates. Y las heridas de las balas que siempre disparas contra mi han dejado de sanar, han dejado de doler. Y si, puede que las duchas hayan dejado de despertar mi piel anestesiada por tu tacto, y el calendario de darme más días pero siempre tendré a mi viejo amigo el recuerdo y todas esas veces que me dijiste tanto en pocas palabras.

Y cierro los ojos…

Y me veo, y mientras termino de contarme los cardenales oigo que pronuncian mi nombre desde donde estás tú, pero nunca eres tú. Quizás hayan sido los pájaros de tu cabeza o quizás los de la mía que le gusta imaginar el mundo a su manera.  Y me vuelvo a sentir como una actriz sin guion, como un pintalabios difuminado, como una noche sin luna, como una niña que creció demasiado deprisa...

-   ¿Qué pasa si me he quedado sin reservas de te quiero? – dijiste.

¿Y qué quieres que responda? Si aún tengo en las mejillas resquicios de tus besos. Y no es que yo me queje, es la primavera con sus recuerdos los que me hacen quererte un poco menos; que las flores no quieren que olvide que nunca tuviste el valor de echar al fantasma que habita en tu corazón de la habitación cuando decidimos que es hora de llegar a casa, ni de parar la guerra a la que nos enfrentábamos sin armadura, ni siquiera de dar explicaciones a este punto final que nunca acordemos.

Y abro los ojos…

Y se cierra el telón con un montón de promesas y palabras que no quieren saber de quizases ni de pudieras… que solo creen en pasos dirigidos por brújulas que no guían, ni aconsejan solo te llevan al bar más cercano de casa… al bar más lejano de donde te encuentres.