Despedidas y nombres.

Amigo, compañero, cariño, cielo…Te he llamado de tantas formas durante tantos años que ya ni recuerdo tu nombre. Yo solo sé que te encontré ese día tumbado en la arena pensando en quien sabe que y mirando las estrellas, yo no paro de pensar en que estuve a punto de huir tomándote por un loco aburrido y que tu me pillaste desprevenida con aquella sonrisa, que hace tiempo que no veo en tus labios. No paro de acordarme de cuanto me costó acostumbrarme a ti y a tus cambios de humor que iban y venían como el viento. No se en que lado del cielo estas, en el de los buenos o en de los malo y aunque yo no paro de oír el sonido de tu voz por todas partes sé que ahora mismo estas bastante lejos. Aun puedo recordar como recorría las líneas de tus manos esos últimos días y como te cerré los ojos; dejándote descansar. ¿Por qué te fuiste tan pronto? Tu camino y el mio estaban unidos… ¿Quién se cree la muerte para aparecer ese martes en la consulta del medico y separarnos? ¿Y el dolor? Sigo preguntándome si algún día desaparecerá… tu siempre me decías que estarías aquí, que eras feliz a mi lado. Yo siempre acababa ahogada entre mis lágrimas aunque siempre tuve la certeza que nunca te irías lejos de mí. No tuvimos una despedida digna porque el medico del aquel hospital no calculo bien los días, y no quise enterrarte porque no sabia que nombre poner en la lapida. Esta noche, con las cenizas en las manos, no paro de preguntarme ¿Por que aun no has llegado a casa? Ahora, aquí, siempre, al menos, por el momento… solo sé que si hubiera tenido unos segundos más te hubiera dicho que te ya te echaba de menos.