7. Belladona.

"Lo que no se soluciona pasando de página, se soluciona cambiando de libro"

Mi madre nos había hecho una taza de té a cada una y se había ido discretamente de la cocina para dejarnos intimidad. Y allí estaba Elena, repantigada en la silla de mi cocina con su mano en su ya notable barriga a las doce y media de la noche.

- No quiero molestar.

- Sabes que no lo haces – le digo tomando un sorbo de mi vaso.

- Pero tu padre…

- Está de viaje de negocios – le interrumpo rápidamente, no quiero que piense que molesta cuando no lo hace -  regresa dentro de tres días, así que no te preocupes por nada, puedes quedarte aquí el tiempo necesario.

Me miro con una expresión que refleja amor y amistad y solo por eso sé que esto vale la pena. Para eso están las amigas. Luego como si algo hubiera cruzado dentro de ella, su rostro se contrae y oscurece y  suelta.

- Me han llamado Zorra.

Me tapo la mano con la boca para evitar soltar un grito y trago saliva. No entiendo como unos padres pueden llegar hasta eso punto con sus hijos. Una cosa es enseñarle unas normas básicas que se basen en el respeto  y la comprensión y otra muy distinta es no prestarle atención a su perfecta hija hasta que comete un error y llamo error al bebe que hay en su interior. La vida familiar de Elena siempre ha sido complicada o eso es lo que dice ella pero yo creo que aun ha sido más complicada su vida amorosa y si no me equivoco yo creo que el principal error siempre fue que ninguno de esos chicos la amaba de verdad y esto es lo que Elena no supo ver y solo se dio cuenta cuando se encontró embaraza y con un padre que no quería saber nada de esto, echándole la culpa a ella de que no tomara la píldora del día después y dejándola sola. No me preguntéis por el idiota que hizo esto, Elena nunca me ha querido decir su nombre pero si algo se dé el, es que después de enterarse desapareció. Se fue sin dejar rastro y Elena no lo busco, pensando que lo mejor para su hijo seria que no conociera a una persona  tan horrorosa como su padre. Y sé que esto suena  terrible pero es la cruda realidad.

- ¡¡Cómo han podido!! – gruño indignada y me tranquilizo a ver que otra vez las lágrimas amenazan en sus ojos  - y tu… ¿Qué hiciste?

- Nada, cogí mis cosas y me largue mientras mi madre me suplicaba que perdonara a mi padre.

-  Lo siento mucho, Ele.

Me levanto deprisa de la silla, dándome con la cadera en la mesa y le doy un abrazo tropezando con su barriga.

- Gracias Brynne, eres la mejor – se separa de mi unos centímetros y yo le sonrió.

Mi madre entra en la cocina y nos mira.

- He puesto una cama vieja en la habitación de Brynne – le dice – quédate el tiempo que sea necesario.

- Gracias, Amanda.

Se sonríen mutuamente y luego subimos a mi habitación. Cierro la puerta mientras ella se pone a rebuscar el pijama en su maleta.

- Me gustaría que mi madre fuera igual que la tuya.

- No digas tonterías – bufo – tu madre te quiere.

- Entonces tiene una manera rara de demostrarlo llamándome zorra.

Me sale la risa tonta y de pronto me acuerdo de mi nuevo vecino. No sé si el mejor momento de decírselo pero luego me lo pienso mejor, supongo que es preferible que piense en eso que en su familia.

- Oye… ¿A que no adivinas quien se ha mudado cerca de mi casa?

Me mira de reojo desde el pequeño espejo de mi habitación y debo reconocer que cuando Elena te mira así es intimidante a un nivel demasiado alto. Me levanto y me pongo a su lado, mirando nuestros reflejos  y debo aceptar que nunca seré igual de guapa que ella y cuando digo guapa no me refiero del tipo tiene una piel preciosa, un pelo y un cuerpo perfecto, más bien del tipo sexy de esas que son reconocibles por su forma de moverse, andar, por sus gestos por la elegancia de su voz. Yo más soy todo lo contrario; mi pelo es más oscuro que su castaño chocolate y soy el doble más baja que ella. Me resigno y me doy la vuelta, porque yo no soy de este otro tipo de personas que se creen feas, no saben valorarse y se pasan el día reprochándose y rebuscando entre su mierda. Mientras me recojo el pelo en un desastroso moño, ella empieza a decir nombres sin pensar…

- ¿Robert Pattinson? No, espera… ya se ¿Tom Cruise?

Le pongo los ojos en blanco y me rio mientras niego con la cabeza.

- El mismísimo Deeven – digo satisfecha mientras ella sigue con la boca abierta pero mas se me abre a mi cuando me responde.

- ¿El mismo Deeven que no a parado de preguntarme sobre Liss? 

. . .

Hola a todas, lo primero de todo es agradecer a todas esas personas que estáis allí, comentando y sacándome un montón de sonrisas. Sin vosotras ni yo ni mi blog servirían para nada. Miles de gracias.

Lo segundo es pediros disculpas por subir esta semana entradas sin parar, quizás lo he echo porque se que desde este miércoles  que se me acaben las vacaciones, tengo un poco prohibido el ordenador ya que le debo algunos aprobados a mi madre, así que si no subo mucho os dejo que le echéis la culpa a mis padres y al instituto aunque os aseguro que seguiré subiendo aunque sean textos cortos y feos de los míos.

... y aaaaaah espero de todo corazón que no os aburráis de este capitulo y que os lo paséis muy bien lo que os quede de vacaciones!

Un besooo enorme a todas!