Vivimos en un mundo que no conocemos pero hablamos de
él con demasiada seguridad. Cometemos tantos errores que ya no lo podemos
contar con los dedos de las manos. Fingimos. Odiamos. Amamos. Vivimos. Todo a
la vez, sin dejar de respirar, sin dejar de pensar, sin dejar de pasar el
tiempo. Así un día más y otro y otro hasta que una mañana te levantes y te
preguntes ¿Qué he hecho con mi vida? Y es ahí cuando empieza lo bueno. Cuando
empiezas a razonar cada uno de tus actos. Cuando te das cuenta el tiempo que
has perdido y te sientes vulnerable, te
arrepientes y aprendes. Pero en verdad no cambiarías nada, porque aun estas
dispuesta a abrir tu otra mano y seguir contando errores.
Es lo que siempre hacemos, nunca cambiamos nada simplemente seguimos contando errores, sumándolos a una lista imaginaria.
ResponderEliminarIrene, pienso igual que tu. Jajjaja yo te aseguro que debo de tener una lista muy larga...
EliminarUn besito guapa!
Como siempre, increíble razón, sobre todo la primera frase me encanta, y lo irónico es lo que tu explicas no dejas pasar el tiempo, intentas exprimir cada segundo pero al final te das cuenta de que lo has perdido. Es una cosa bastante difícil de explicar pero sorprendentemente fácil de entender al leerte a ti.
ResponderEliminarUn beso:)
Muchas gracias Laura =)Eres fantástica !De verdad¡ me encanta que gente como tu de las que yo me considero ejemplos a seguir me digan cosas como esta.
EliminarUn besazo guapa =)